29 noviembre 2009

...ya he leído: Austerlitz, de W.G. Sebald





Sinopsis

En la oscura nave de la estación de Amberes -así empieza su historia el narrador- había un hombre joven, rubio, con pesadas botas de excursionista, unos pantalones de faena azules y una vieja mochila, ocupado intensamente en tomar notas y hacer dibujos en un cuaderno. El narrador lo observa fascinado, y entonces comienza una relación que, unas veces más íntima, otras más distante, se desarrolla durante decenios y va cautivando cada vez más a quien la narra. Jacques Austerlitz se llama el enigmático extranjero y, sólo cuando la casualidad vuelve a reunir a los dos hombres en los lugares más inesperados, se va revelando, paso a paso, la historia de ese viajero solitario y melancólico. Austerlitz, que vive en Londres desde hace muchos años, no es inglés. En los años cuarenta, siendo niño, un niño judío refugiado, llegó a Gales y se crió en casa del párroco de un pequeño pueblo, con el predicador y su mujer, personas mayores y tristes. El chico crece solitario y cuando, después de muchos años, conoce su verdadero origen y su nombre verdadero, sabe también por qué se siente extranjero entre los hombres. W.G. Sebald recoge en su nuevo libro la historia de un ser trastornado, desarraigado, que no puede encontrar su hogar en la tierra. Busca en el pasado, que revive una vez más en el denso lenguaje de uno de los narradores más importantes y originales de nuestro tiempo.



Comentario

Interesante reflexión sobre el discurso de la historia, es decir, sobre cómo aquello que se nos dice de la configuración de los hechos históricos influye en nuestra existencia cotidiana, porque Sebald piensa desde ellos como grandes temas que le llevan a escribir esta novela curiosa desde el aspecto más formal (aparecen fotografías en medio de la narración) y tan trastornada como dice la sinopsis que es su personaje por lo que se refiere al planteamiento del desarrollo narrativo del relato. Austerlitz también es una meditación sobre la construcción del individuo en una sociedad que no puede desvincularse de la construcción del Discurso de la Historia
Austerlitz es un personaje que descubre que su vida no tiene nada que ver con aquello que había imaginado, porque su procedencia le había sido ocultada durante su infancia. El protagonista se ve obligado a comprender, en un itinerario vital desordenado y algo confuso, que su memorial familiar está marcado de lleno por el desarrollo de sucesos históricos de los que no tenía ningún conocimiento, por lo que, se entiende, no tenían existencia para él. "Así, por inconcebible que hoy me parezca, no sabía nada de la conquista de Europa por los alemanes, del Estado de esclavos que establecieron, ni de la persecución a la que yo había escapado, o si algo sabía, no era más de lo que sabe la chica de la tienda, por ejemplo, de la peste o del cólera. Para mí el mundo acababa al terminar el siglo XIX" (p. 142. ed. Anagrama)
Desde la conciencia de una vida plagada de todo aquello encubierto e ignorado, Austerlitz intenta reconstruir la biografía familiar y encontrarse como ser venido a un mundo, por lo visto, plenamente histórico. En este sentido, la historia de Europa y el reflejo de ésta toma una importancia caudal en la comprensión de esta novela. Jacques Austerlitz intentará reseguir la biografía de Agáta Austerlizová y de Maximilian Aychenwald, sus padres desplazados en el tiempo y en el espacio y perdidos en la tremenda Historia de Europa de los años de la Segunda Guerra Mundial. Este viaje será planteado de una forma quizá inusual en lo que hace de Austerlitz un texto "especial", pues sale de algunos planteamientos narrativos tradicionales
Aquello que es más interesante es esta renovada forma de la voz narrativa. Austerlitz nos llega por medio de dos narradores que, en mi opinión, es un uno desdoblado. La voz de este personaje, con el que reseguimos vida de otros sujetos, siempre nos llega difundida por la de otro personaje que se dedica, únicamente, contarnos aquello que explica el primero. Austerlitz explica y explica y explica... sucesos, hechos, aspectos de la Historia que desconocía a través de un compañero que tan sólo se limita a escucharlo y a repetir sus palabras. La expresión "dijo Austerlitz" aparece en innumerables ocasiones, como una añadidura innecesaria que se transforma en un elemento irremplazable e imprescindible desde el eje de la comprensión estética de la novela. Para entender esta voz desdoblada, sin embargo, hay señalar que durante toda la narración hay abundantes referencias a los trastornos mentales. Austerlitz en un personaje que se sabe trastonado y, incluso, se presume en ocasiones desdoblado.
En todo caso, para mí la página 75 sintentiza todo lo que W.G. Sebald ha querido compendiar en esta novela. Me parece una propuesta intelectual sugestiva y cautivadora, por lo que la reproduzco a continuación, a modo de resumen y síntesi:
"Al final, no quedaba otro remedio que resumir todo aquello de lo que no se sabía nada con la ridícula frase "la batalla oscilaba de un lado a otro" u otra igualmente inepta e inútil. Todos nosotros, incluso los que creemos haber prestado atención a lo más mínimo, recurrimos sólo a decorados que se han utilizado con harta frecuencia en la escena. Tratamos de presentar la realidad, pero, cuanto más nos esforzamos, tanto más se nos impone lo que siempre se ha visto en el teatro histórico: el tambor caído, el soldado de infantería que apuñala a otro, el ojo desorbitado de un caballo, el invulnerable emperador, rodeado de sus generales, en medio del fragor congelado de la batalla. Nuestra dedicación a la historia, según la tesis de Hilary [personaje de la obra: profesor de Austerlitz en la época del instituto], era una dedicación a imágenes prefabricadas, grabadas ya en el interior de nuestras mentes, a las que no hacemos más que mirar mientras la verdad se encuentra en otra parte, en algún lugar apartado todavía no descubierto por nadie" En fin, ahí quedan estas palabras.

...ya he leído: Diario del año de la peste, de Daniel Defoe




Sinopsis

En 1720 la peste, que prácticamente había desaparecido de Europa después del gran brote de 1665, volvía inopinadamente a declararse en Marsella. En Inglaterra muchos recordaban esa tragedia de su niñez. Las noticias que llegaban de Marsella traían ahora de nuevo el pánico y la inseguridad. Daniel Defoe, que se ganaba la vida como periodista, aunque había publicado ya dos novelas en torno -precisamente- a un personaje sometido a la angustia de una situación límite (Robinson Crusoe y Moll Flanders), había sido uno de esos niños que en 1665 sobrevivieron a la epidemia. Su preocupación por la actualidad y lo que podría ocurrir en caso de que sobreviniera otro «azote» le llevó en 1722 a escribir el Diario del año de la peste, bajo la forma de las memorias de un superviviente de la catástrofe.


Comentario

Destaca el subtítulo sumario de la obra, habitual según el uso se la épcoa, donde el autor añade: "Observaciones y recuerdos de los hechos más notables, tanto públics como particulares, que ocurrieron en Londres durante la última gran epidemia de 1665, escrito por un ciudadano qu durante todo este tiempo permaneció en Londres. Publicado por vez primera.” Daniel Defoe está considerado une dels iniciadores del periodismo moderno, faceta que se revela en la su extraordinaria destreza en el momento de narrar sucesos.
Como el 1721 la peste volvió a hacer aparición en Europa por la parte de Marsella i devastó la población de la Provenza, el tema volía a ser de actualidad y el autor, con un claro sentido del negocio, decdió escribir este Diario. Escrito en primera persona y con su acostumbrado sistema de falsas memorias, Defoe se basó en los testimonios orales recogids de boca de algunos viejos (vivian todavía en Londres algunos ancianos supervivientes de la gran peste, que Defoe había vivido cuando era un niño de cinco o seis años), en documentos de los archivos de la ciudad y, sobretodo, e su prodigioso talento de escritor realista.
Daniel Defoe se muestra en franca oposición con la tradición neoclásica, período de literatura galante y de ocio ornamiental, aunque esta convivencia explica quizás la incorporación de una pequeña pieza dramática en la obra: la historia de los tres amigos que se van junts de Londres y que regresaran vivos después de experimentar diferentes situaciones críticas. el valor moralista de esta obra se refleja claramente en esta parte del texto, donde Defoe propone: “Toda su historia es una constante lección y todo lo que hicieron, al igual que los que se unieron a ellos, es un modelo a seguir por todos los pobres, tanto hombres como mujeres, en caso de que volviesen tiempos como aquellos”.
Los que se van de la ciudad enseguida que comienza a expandirse la plaga son los ciudadanos que proceden del extremo oeste y de aquello que se conocía como el corazón de Londres, es decir, la gente más rica de la épcoa. A las liberties y los suburbios se quedó la mayoría de la gente que no pudo huir, en espacios urbanos que ya se encontraban bastante superpoblados. El narrador vivie en Londres, entre los sectores de Aldgate Church y Whitechapel Bars, próximos a la Torres de Londres.
La división que supone el campo y la ciuda toma importancia en el relato intercalado de los tres viajeros, que huyen y se ven obligados a saber sobrevivir no sólo con la posibilidad funesta de enfermar, sino también con todos los recelos que provocan en los lugares a donde llegan, en poblaciones alejadas de Londres.
Diario del año de la peste es un diario puntual y robusta, que narra un talabartero, de la clamidad que se abatió sobre la gran ciudad. El tono del diario es de una sobria pero minuciosa autenticidad, corroborado por textos oficiales, disposiciones legislativas y estadísticas parroquiales.