15 enero 2016

...ya he leído: El Hombre demolido, de Alfred Bester




SINOPSIS

En el siglo XXIV, las armas se han convertido en piezas de museo; cuerpos especializados de telépatas rastrean las mentes para detectar crímenes antes de que ocurran. Cometer un asesinato parece imposible... pero el hombre más poderoso del sistema solar demostrará lo contrario. Retratando desde las orgías de la aristocracia hasta las intrigas por el control de los recursos galácticos, pasando por las subculturas de policías, empresarios y estafadores.
Parte de la población ha adquirido poderes telepáticos. La aparición de estas personas, llamadas "esper", supone una revolución en la sociedad, sobre todo en el campo policial ya que la existencia de personas capaces de leer la mente impide que el crimen tenga mucho futuro. Sin embargo el prefecto de policía Powell recibe el encargo de investigar el asesinato de un hombre de negocios y la desaparición de la hija de la anfitriona de la casa donde se celebró la fiesta en el transcurso de la cual murió la víctima. 



COMENTARIO
Primer Premio Hugo en 1953, El Hombre demolido me ha parecido una obra muy interesante desde mi pobre aproximación al género de la ciencia ficción. Este comentario no va a poder construirse con la sin duda merecida referencialidad del subgénero narrativo, ya que estoy entrando en este nuevo curso en la lectura de novela de ciencia ficción. Pero para que no quede en llano esa comprensión tan vigorosa de los seguidores del subgénero, comparto la reseña del blog rescepto indablog, de Sergio Mars. 
Acción situada en la ciudad de Nueva York, en la Tierra en año 2301, en el Sistema Sola que ya es habitable de forma genérica. Tienen cronología propia: Venus, la Tierra, Marte, Luna, Io, Ganímedes, Calixto, Titán y Tritón.
La acción está muy situada en los parámetros vitales de los dos personajes principales, Lincoln Powell como héroe y Ben Reich como antihéroe. La razón básica del delito es la del descubrimiento por parte de un hombre de su instinto criminal.
Sabemos que la Tierra de la novela es una continuación de la Tierra donde vivimos los lectores, pero que el hombre ha evolucionado con poderes extrasensoriales y que hay un nuevo grupo social llamado ésper.
De la forma como se organiza la vida en este momento no se sabe demasiado, parece que se vive en grupo y que los edificios pueden ser de materiales como el plástico (excepto en casos muy concretos como Lincoln Powell que debido a sus poderes ésper superiores vive en una casa privada de ladrillos) o de Ben Reich porque es muy rico, señor absoluto de una de las principales megaempresas del Sistema Solar.
El movimiento y el transporte en este sistema solar es bastante ágil, con naves que te permiten estar de forma bastante inmediata en Venus o en Marte. El planteamiento de la verosimilitud científica no se sitúa en este plano de análisis en esta novela. Este aspecto se encuentra en la experiencia telepática de los protagonistas. El vocabulario psicológico y psicoanalítico resulta bastante convincente. Toda la trama psicoanalítica soporta con fuerza la verosimilitud de la obra, aunque la telepatía, considerada como una forma de percepción extrasensorial o cognición anómala no esté aceptada por gran parte de la comunidad científica
Hay elementos que recrean la vida de los tiempos pasados ​​de la Tierra, aquellos que serían más próximos a la experiencia del lector, como las hojas manuscritas por Geoffrey Reich con siglos de antigüedad; la Computadora de Investigación Múltiple Mosaico, "el Viejo Moisés", la más importante en el núcleo de peripecias de la trama: el revólver que consigue Jerry Church o la referencia moral que da sentido al por qué de la aniquilación de la personalidad psíquica, o demolición, que es la desaparición de la pena capital.
Las mujeres de la novela... empezando por la estrambótica y puramente estética Marie Beaumont; pasando por Barbara D'Courtney, mutilada psíquicamente por las acciones de los hombres de su vida; terminando con Mary Noyes, que es una mujer más autónoma y capaz de realizar un análisis crítico de lo que experimenta. Se limitan a ser compañeras de los hombres, como ha sido habitual durante muchos años en el género de la novela negra.
Sin duda una buena novela que engancha por su ritmo y estilo narrativo, junto con la correcta extrapolación social y la visión de un mundo en que la telepatía es algo cotidiano.
Los personajes están definidos por una buena caracterización psicológica, elemento que no era habitual en la ciencia ficción de la época.