21 diciembre 2014

...ya he leído: El Impostor, de Javier Cercas

Sinopsis
Novela sin ficción saturada de ficción; la ficción no la pone el autor: la pone Enric Marco. ¿Quién es Enric Marco? Un nonagenario barcelonés que se hizo pasar por superviviente de los campos nazis y que fue desenmascarado en mayo de 2005, después de presidir durante tres años la asociación española de los supervivientes, pronunciar centenares de conferencias, conceder decenas de entrevistas, recibir importantes distinciones y conmover en algún caso hasta las lágrimas a los parlamentarios españoles reunidos para rendir homenaje por vez primera a los republicanos deportados por el III Reich. El caso dio la vuelta al mundo y convirtió a Marco en el gran impostor y el gran maldito. Ahora, casi una década más tarde, Javier Cercas asedia el enigma del personaje.

Comentario
Poética interesante. Novela algo falsaria. No le acepto el juego de paralelismo entre Alonso Quijano y Enric Marco por mucho que nos lo repita y nos lo repita el Javier Cercas narrador-protagonista de la novela. Probablemente este es el factor que hace de esta narración una novela, que es ese pangénero en el que cabe todo, y no una biografía al uso (el uso de las fotos de parece todavía más falsario, aunque pretendan dotar a la narración de esa no-ficción de la que continuamente nos explica el Cercas narrador que parte la novela) ni un ejercicio de narrativa con más intenciones de ensayo porque citar de forma un tanto falaz el ejercicio de un par de autores norteamericanos que han escrito no-ficción jugándosela con ello, y repitiendo cuán mantra que el pasado se torna presente por lo que todo es presente, como dijo el gran Faulkner tampoco me parece suficiente (por mucho que yo adore personalmente la obra y dominio literario de William Faulkner). Suerte que la novela es ese pangénero donde Cercas puede explicarnos que es el kitsch e introducir un par de pensamientos sobre o desde Montaigne y Nietzche... En todo caso, el punto clave llega en la página 364 del libro, cuando el Cercas narrador-protagonista nos está comunicando a los lectores que ya se ha estudiado bien las posibles críticas que van a levantar la obra de no-ficción en la realidad empírica (dialoga en un capítulo de corte onírico con Enric Marco sobre la memoria histórica y el protagonismo de ambos en el desarrollo de esta faceta político social en nuestro país durante los primeros años 2000) y se reconoce sabedor de que no sólo le van a leer los lectores inteligentes para los que él escribe, sino también los lectores tontos que sencillamente acostumbran a estar manipulados por intereses mediáticos y sólo querrán saber sobre la figura de Enric Marco, el gran impostor, sin más. Aquel hombre que hizo aquello...!! Hasta me he reído. Los tontos no va a saber interpretar la ironía, leer el peso del paralelismo entre Don Quijote y Enric Marco, ni sopesar el malestar del escritor preocupado por la construcción del discurso de la Historia en el eje de la literatura en general y de la ficción en particular. Como he leído de forma compartida en muchos clubes de lectura o tertulias literarias, sé bien a qué parece quererse referir Javier Cercas con esto, pero que nos lo diga así, tan claro... vamos, el apunte sólo lo salva que nos encontramos ante un verdadero ejercicio de poética y es en este sentido que el Javier Cercas autor se está desnudando totalmente, sin pudores, que está escribiendo no-ficción. En todo caso, es para éstos lectores que Cercas (tanto el autor como el narrador) tiene que conseguir desenmascarar realmente a Enric Marco y no es hasta el último capítulo que no lo hace. Prácticamente hasta la última página. Esto lo hace bien, se le debe reconocer a Javier Cercas. Maravilloso ese viaje con su hijo a Flossenbürg en esta novela sin trama (aquí no hay el desarrollo de una historia a través de unas peripecias que experimentan los personajes; nos encontramos ante una mera exposición de hechos que construyen un sofisticado mecano literario).
No quiero detenerme demasiado sobre las tesis éticas y morales al respecto de Enric Marco y si Javier Cercas consigue hacérnoslo entender o no, porque he vivido en vivo y en directo sus charlas sobre la experiencia de deportado. Incluso me desplacé a la Amical de la calle Aragón a recoger una exposición con un viejo Renault 5. Recuerdo perfectamente la llamada de su hija al programa Els Matins de TV3 cuando estalló la polémica. De hecho, me sentí muy molesta cuando supe que había aparecido esta novela. ¿¿...ha escrito sobre quién, Javier Cercas?? Me preguntaba yo interiormente. Para mí era algo totalmente incomprensible. No he leído nada más de Javier Cercas. Tuve la mala suerte de no leer Soldados de Salamina y, sin embargo, ver la película de David Trueba. No sé si lo seguiré leyendo, aunque le agradezco que su poética sea tan honesta.