02 julio 2012

...ya he leído: Caligrafía de los sueños, de Juan Marsé

SINOPSIS
A mediados de los cuarenta, Ringo es un chiquillo de quince años que pasa las horas muertas en el bar de la señora Paquita, moviendo los dedos sobre la mesa, como si repasara las lecciones de piano que su familia ya no puede pagarle. En esa taberna del barrio de Gracia, es testigo de la historia de amor entre Vicky Mir y el señor Alonso: ella, una mujer entrada en años y en carnes, masajista de profesión, ingenua y enamoradiza; él, un cincuentón apuesto que empezó frecuentando a la mujer para curarse de una lesión en el pie y ha acabado instalándose en su casa. Allí viven junto a Violeta, la hija de la señora Mir, hasta que sucede algo inesperado: un domingo por la tarde, Vicky se echa a las vías de un tranvía intentando un suicidio imposible y patético, mientras el señor Alonso desaparece para no volver. Lo único que queda de él es una carta que prometió escribir y que Vicky estará esperando y deseando hasta la locura, mientras Violeta mueve sus espléndidas caderas por el barrio, hosca e indiferente a los halagos. La vida entera discurre por el bar de la señora Paquita y bajo la mirada de Ringo, que escucha, lee, y finalmente empezará a escribir, llenando de luz esa triste caligrafía de toda una generación que alimentó sus sueños en los cines de periferia y en las calles grises de una ciudad donde el futuro parecía algo improbable.


COMENTARIO
La sinopsis que he reproducido, que se toma de la nota que Lumen añade en su publicación dice "llenando de luz", hombre yo no diría que Ringo llena nada de luz, aunque la escritura será sin duda la única vía de salida satisfactoria que Ringo encontrará de su infancia-adolescencia gris y un tanto extraña. Para mí Ringo tiene un exceso de trato contemplativo (tanto en el talante que toma el personaje para conducirnos por la narración, como en la posición que el autor parece tomar con respecto a su propia construcción) que me ha disgustado. La verdad es que no me ha convencido La Caligrafía de los sueños de Marsé.  Marsé apunta un dibujo de la presuntamente necesaria impostura para sobrevivir a aquella dura etapa histórica de España y a mí Ringo, en realidad, me parece un mentiroso de tres al cuarto que inventa e inventa para hacerse ver en un entorno social donde resulta complentamente invisible. Incluso narrando sus aventis con los amigos resulta artificioso. La revisión de aquellos años, en esos apuntes de Marsé que algunos definen como sociológicos, me han aburrido un tanto en esta novela. Ese tono excesivamente contemplantivo provoca que las notas de la Historia no resulten relevantes en la historia del relato. En fin...
Cuando leí Si te dicen que caí, obra que recuerdo con gran interés, ya encontré que el dibujo femenino estaba trazado bajo una paleta poco favorecedora a la condición de la mujer y esa actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres que es mucho menor y muchísimo más moderna en esta obra, choca con el trazo claramente grotesco de las protagonistas de la narración. Vicky y Violeta son dos pequeños engendros femeninos uno tocado por la locura y otro tocado por la fealdad, aunque una la subsane con una inconmensurable ternura ante la desesperada búsqueda de la felicidad y la otra con esa interesante pulsión sexual de una niña que ya está a punto de ser una verdadera mujer y que despierta la locura en los hombres que la rodean.
Por supuesto luego está el subtema de los ganadores y los vencidos. Los padres de los jóvenes: uno que caza ratas azules y el otro, al que habían hecho alcalde le barrio, que se vuelve loco y acaba internado en un sanatorio. En este aspecto Marsé se ha mantendio más modesto y ha dibujado breves trazos, el interés de la trama no ha ido en ningún momento por ahí. 
La trama... bueno, el concepto trama parece incluso algo excesivo. Se producen unas peripecias muy determinadas, muy concretas, entre los personajes en un periodo de tiempo breve (aunque la analepsis de los recuerdos nos lleve hasta el día del nacimiento de Ringo, en lo que se explica como una reproducción de las circunstancias de la vida real del propio Juan Marsé) y Ringo nos ofrece su visión (ya he dicho que en exceso contemplativa?) del cuadro que se está pintando.  En algún sitio he leído que "novela de formación", pero vamos... ni de broma se trata de una novela de formación. A lo más un intento de reflexión sobre la impostura que ha de tomar el escritor para crear su propios personajes, para construir su ficción literaria. Este elemento sí que me parece que insinuado en diversas ocasiones y creo que se debe de tomar en cuenta. Parece que Marsé sí que quiere reflexionar sobre las razones que le invitaron a escribir,  pero parece quedarse demasiado clavado en mirarse a sí mismo, mirando a eso que en el lenguaje literario se llama el álter ego.

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