03 junio 2012

...ya he leído: El señor Pip, de Lloyd Jones



SINOPSIS

Hacia 1991, durante los primeros compases de la guerra civil que asoló la remota isla de Bougainville, la joven Matilda y su madre viven solas ante la ausencia del padre, que debió emigrar tras perder su trabajo en las minas de cobre. Entre quienes se quedaron en la isla está el señor Watts, un excéntrico hombre blanco que un buen día decide reabrir las puertas de la escuela y ejercer de maestro. Su método es combinar la lectura en voz alta de capítulos de Grandes esperanzas, su novela favorita de Charles Dickens, con la intervención de las gentes del pueblo que quieran compartir consejos prácticos acerca de cómo sobrevivir en su entorno. De esta forma, el improvisado maestro logra atrapar el interés de sus jóvenes alumnos, cautivados por las aventuras y desventuras de Pip, el joven huérfano protagonista de la novela de Dickens. Para Matilda, Pip es tan real como su madre, alguien que además de ofrecerle orientación y consuelo se convierte en la amistad más fecunda e importante de su vida. Sin embargo, en un país en guerra, el poder de la imaginación puede ser visto como una provocación peligrosa.

COMENTARIO

La novela de Lloyd Jones pretende tender puentes entre dos épocas muy diferentes y dispares, y demostrar cuántos factores todavía nos relacionan con el pensamiento y los patrones de comportamiento entre un siglo y el precedente. El éxodo rural fue uno de los temas que mejor retrató Dickens en el s. XIX: sus grandes historias versan sobre los sufrimientos de los desplazados en las grandes ciudades en la era victoriana, así como la relación de las nuevas clases medias con el incipiente sistema capitalista. Aunque en otro hemisferio y en otro siglo (el s. XX), no es muy diferente a los sufrimientos de Matilda y su comunidad: afectados por la falta de escrúpulos de una compañía minera, por las guerras sangrientas y la abuso de poder, el único destino que les queda a estos campesinos es trasladarse a zonas urbanas.Durante la época victoriana era común que las novelas -publicadas por entregas- fueran leídas a toda la familia por un integrante, preferentemente el padre. Grandes esperanzas aterriza en las mentes de los alumnos de Bouganville mediante la lectura en voz alta del señor Watts. La narración oral, de hecho, es una pieza fundamental en la novela de Jones, y esto le permite al maestro tergiversar ciertos pasajes de la historia para adaptarla a los infantiles oídos de sus alumnos, así como dar voz a los relatos y anécdotas de la gente del pueblo, más ligada a sus ancestros.Hay dos aspectos preponderantes que tienden puentes entre los dos mundos y las dos obras: en primer término, la búsqueda de la identidad, en segundo, el poder la palabra como salvador y generador de vida. Tanto Pip como Matilda experimentan la desaparición de todo lo que configura su individualidad: ya desde la primera infancia, Pip pierde su familia y su nombre original. En el caso de Matilda, poco a poco desaparecen sus pertenencias, casa, su madre y su mentor. Ambos son trasplantados a una nueva tierra, donde han de reinventar, adaptar su yo original al contexto en que se desarrollan. En este sentido, ambas novelas son un bildungsroman. Jones juega con efectos originales, como la transmisión de diferentes tipos de relatos para cuajar finalmente la identidad de su protagonista, quien terminará escribiendo su propia historia. No hay que olvidar que lo que leemos no es el testimonio directo de una joven adolescente, sino el de una mujer adulta que ha viajado a Londres, que acaba de vivir una depresión, y ya puede contar su dolorosa vida para volver a casa.

El arco temporal de la trama en la que se centra las vivencias relativas al conflicto bélico ocupa tres años: "El bloqueo se impuso la primera mitad del 1990" y es en septiembre del año 1993 cuando la joven protagonista es atendida por los médicos de Honiara, la capital de las islas Salomón. Los capítulos que recogen la vida del Sr.. Watts, que él mismo explica durante seis noches en el momento que los Rambos ya han bajado al pueblo, ofrecen un haz temporal bastante importante para la comprensión de este personaje y, sobre todo, de la percepción que tiene Matilda. Este eje temporal concluye con la visita de la joven a June Wats, al final de la novela.Sin embargo, Lloyd Jones ofrece una distribución temporal interna muy original, ya que a pesar de ser primariamente lineal, se podría agrupar el desarrollo del tiempo narrativo en epígrafes relacionados con la forma como se desarrolla la aproximación y la comprensión a la lectura. Expongoalgun  ejemplo: "la primera lectura de Grandes esperanzas", "Las enseñanzas de los adultos en la escuela", "la desaparición de los libros", "la relectura de Grandes esperanzas a través de los recuerdos", "las historias nocturnas del Sr. Watts".Jones plantea una oposición conceptual entre los espacios abiertos que hablan de una isla paradisíaca que ha quedado indefensa ante una terrible guerra, y los espacios de la vida íntima, llenos de una intensidad tocada por la interiorización de lo que cada uno conoce mejor y que visualiza el desconcierto vital de todos los personajes: la escuela, las casas (la colonial casa de los blancos y las pequeñas casas del pueblo que son destruidas cuando bajan los Rambos), la iglesia, ... Desde esta perspectiva, la antagónica relación entre el Sr. Watts y Dolores (los espacios y los entornos vitales que representan) es el elemento mejor construido por el autor. Culmina esta correlación de oposiciones en la aproximación que cada uno de estos personajes hace de la barca de huida del padre de Gilbert. Y será precisamente este espacio pequeño el que inesperadamente proporcionará la salida al personaje principal de la novela, a Matilda.