30 agosto 2008

...ya he leído: Jane Eyre, de Charlotte Brontë



Sinopsis

Jane Eyre presenta el retrato de una joven mujer que, con una inusual franqueza y un apasionado sentido de la dignidad, rechaza tomar el lugar que la sociedad le adjudica. Tamizado per la imaginación de Charlotte Brontë, el flirteo entre Jane y Rochester crea una singular atmósfera que lo traslada más allá del simple melodrama.


Comentario

He leído Jane Eyre de Charlotte Brontë completamente influenciada por la opinión -propia- de que Cumbres borrascosas, de su hermana Emily, es una de las más grandes obras literarias jamás escritas. ¡¡se trata de una novela absolutamente excepcional!! No he tenido, en cambio, la misma impresión con la lectura de Jane Eyre y, como ya acabo de decir, eso ha debido de condicionar una lectura que no me ha parecido tan atractiva.

Valga decir que la pluma de Charlotte Brontë es muy refinada y de gran calidad literaria, los retratos que dibuja en la observación de la realidad son excelentes. La pulcritud en la defininición de sus personajes, como el detalle que alcanza en la descripción de las escenas sociales son de una calidad insuperable. Me ha subyugado la voz de la Jane Eyre que mira, observa y describe lo que le rodea, qué excepcionales pinzeladas narrativas nos ofrece Charlotte Brontë en ese aspecto de la mano de su gran protagonista y narradora. Sin embargo, el argumento amoroso relacionado con el señor Rochester (vamos, la segunda parte de la novela) no me ha interesado prácticamente nada... sí las miradas a las jóvenes Ingram que se reunen en Thornfield Hall, nada el avance de la (sin duda, algo gótica) historia de amor.
El personaje que me ha parecido más interesante, además de la protagonista principal, es el misionero y primo de ésta. St. John Rivers es el personaje que sería más fácil extrapolar a la realidad, el que parece experimentar las emociones desde un punto de vista menos ficticio, es el que reacciona ante lo que sucede de la forma más convencional. Resulta, sin duda, el mejor contrapunto a esa Jane Eyre que sabe sobreponerse de forma excepcional a todas las terribles situaciones que experimenta a lo largo de su vida, dado que posee una fortaleza emocional sobrehumana. Este aspecto de la personalidad de la protagonista denota, en mi opinión, el exceso de cariño que Charlotte Brontë experimentaba hacia su personaje y, en este sentido, hecho de menos algo de espíritu crítico de la autora hacía el mismo.
Es un valor esencial de la obra la reivindicación de una feminidad responsable y decisoria en el seno de una sociedad pratriarcal. Las lecturas femeninas o feministas pueden ser varias y diversas, pero no se puede obviar la valía de una mujer joven y poco experimentada que expresa con decisión y contundencia sus opiniones a unos hombres duros (St. John Rivers) o terriblemente curtidos por la vida (Rochester).


Ay, voy a leer El ancho mar de los Sargazos de Jean Rhys. Me parece muy duro lo que le sucede a la pobre y realmente SÍ desdichada mujer de Edward Rochester.

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